Este procedimiento fundamenta la limpieza del interior de la vagina con líquidos que generalmente están compuestos por vinagre, bicarbonato de sodio y yodo. El olor se va, pero los inconvenientes se quedan…
Aunque los especialistas en ginecología NO recomiendan su uso, 1 de 4 mujeres utiliza las duchas para contrarrestar el “mal olor” en su zona intima, sin ni siquiera conocer los peligros a los que se exponen.
Vaginosis bacteriana.
Quienes se realizan este proceso al menos una vez a la semana, son cinco veces mas propensas a adquirir esta infección.
Molestias irritantes pélvicas.
Es una inflamación de los órganos reproductores.
Dificultades en el embarazo.
Se puede advertir un nacimiento prematuro o un embarazo ectópico.
ITS.
Mayor vulnerabilidad a las infecciones de transmisión sexual.
Irritación o sequedad vaginal.
El mejor consejo es nunca realizar una ducha vaginal, aún así con una infección íntima oculta el mal olor pero agrava los demás síntomas: dolor al orinar, prurito, alteraciones en el color del flujo.