Cupido! Fóllame antes de matarme

Cupido! Fóllame antes de matarme


Y solo me interesa una cosa: El sexo. Díganme si no es el sexo lo más lindo que tienen para ofrecer; te sientes gorda y él te baja de peso; te sientes triste y él te alegra; si estás peleando, te saca de problemas y si estás aburrido, simplemente te entretiene.
Cuando estoy sola me masturbo, lo haría todo el tiempo, pero algunos hablarían respecto a mi perversión sexual, aparentando no querer hacerlo. Recuerdo esa noche en casa de Miguel, estaba muy ebria, tal vez estaría recostada en el sofá o en una silla, no lo recuerdo y la verdad poco me importa, sé que estaba cómoda y él estaba frente a mí… Siempre me había masturbado viendo sus fotos o su video porno de 10 segundos, el que hipócritamente su exnovia había filtrado; pero esta vez lo tenía de frente, así que no lo dude, subí mi vestido y abrí mis piernas, lamí mis dedos y estimule mi clítoris, mí excusa fue la de toda perra: “Estaba ebria y no sabía lo que hacía”, la verdad es que estaba completamente cuerda, masturbarme frente a él y los 5 meses de críticas posteriores, fueron de gran ayuda para conseguir sexo con él sin necesidad de esforzarme, haciendo sugerencias o insinuaciones egocentristas, me lo hizo tan rico que aún me masturbo recordando las revolcadas que me daba.

Volviendo al tema y para no alargarlo más, soy Sara Martinez y esta es la vida que imagino, te doy la bienvenida a mis perversiones sexuales, todo lo que imagino y quiero esta acá, todo lo que me masturba y pienso, todo lo que insinúo y predico; en este mundo me conocen como Lola, un poco cliché, pero me encanta … Me hace pensar en las perras españolas que gritan de placer en los videos porno o en aquella pequeña mujer que coquetea a su maestro 20 años mayor, pero con verga dura y aún eficiente.

Dicen que 22 años no son nada para lo que a experiencia sexual concierne, solo sé que para que las cosas funcionen bien, solo tengo que recordar dos cosas:

Llevar condones de varias tallas.

Olvidar su nombre.

Si llevas condones de varias tallas, no tienes que preocuparte porque se rompió o porque te joda el polvo repitiendo que le queda apretado o en el peor de los casos, que el condón quede adentro cuando saque su maravilloso pene. Y olvidar su nombre es fundamental, así si quiere pasar de astuto y anotar su número en mi celular, simplemente no me acordare.

Todas mis porquerías las conoce Santiago, es el maldito Gay más hermoso del mundo, orgulloso de mi personalidad y lleno de dinero, nadie puede amarlo más que yo, ni aquel hombre que quiera abrir su culo por el resto de la vida, lo deseara más que yo y mucho menos, sentirá el amor que por él siento. Mi mejor confidente, conoce de todas mis aventuras y como no recuerdo sus nombres a todos les tenemos apodos: Juan 5 minutos, cabeza de balón, ya llegue, e incluso: dedito meñique de pie, son algunos de sus sobrenombres.

Suelo repetir solo si me gusta, pero hay dos cosas que me gustan: como me complace y como lo complazco. Repito de su pene, solo cuando las dos cosas que me gustan se compaginan.

El mes pasado conocí al “cucho”, le llamamos así, porque en realidad está anciano, solo nos separan unos pequeños 21 años de edad solemos repetir, la verdad es que en el último año fue con que único que repetí y me conoce como Lola, solo los afortunados y dotados de gran movimiento pélvico, suelen conocerme así.

Si algo aprendí del diablo es que hacerse el estúpido te saca de problemas, la gente suele sentir pesar y ese instinto de supervivencia los hace querer ayudar a todos, en especial si eres mujer y tienes reputación de perra. Pienso que ser “perra”, como la mayoría lo llama, es muy difícil, es mas fácil aparentar lo que no eres, ocultar tus insinuaciones y victorias sexuales, masturbarse en lo escondido y decir siempre: “Yo jamás haré eso” y si lo haces o lo estás haciendo: “Yo nunca había hecho esto”. Ser perra es difícil e inteligente; piénsenlo, jamás gastamos dinero, tenemos muchos amigos, todos quieren ayudarnos porque piensan que les pagaremos con sexo, nos divertimos más, no nos complicamos con sugestiones moralistas, siempre somos el centro de atención y al final, si fuiste una verdadera perra, no tienes hijos y te casas con el chico guapo e inteligente, solo porque él se siente bien, presumiendo que ajuicio la perra. Mientras, sus amigos muertos de la envidia, lo azotan a su espalda, con comentarios machistas como: “Ese man merece una mujer mejor” o “Apuesto que tiene VIH”

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