Primero que nada, lava la zona externa vaginal y anal con agua usando un jabón neutro. Esta acción debe ser diaria, pero sin llegar al exceso, ya que la protección por naturaleza de la vagina, puede alterarse y abrir paso a molestias incómodas.
• Evita las duchas vaginales
ya que estas eliminan bacterias beneficiosas, alterando el equilibrio natural y abriendo paso a patologías como la vaginosis bacteriana o la candidiasis vaginal.
La higiene íntima femenina consiste en limpiar los genitales externos, pero sin eliminar la flora propia de la vagina, que está compuesta por organismos beneficiosos para mantener su salud.
• Sécate muy bien después de la ducha
usa una toalla suave, pásala con delicadeza y no frotes. Importante que sea de uso personal.
• Al ir al sanitario, límpiate de adelante hacia atrás
así evitas trasladar gérmenes que pueden causar infecciones desde la zona anal hasta la vaginal.
• Lávate las manos
antes y después de acceder al sanitario.
• Usa ropa interior de algodón.
• Cámbiate la ropa interior todos los días.
Lávala con jabones suaves y percátate e no dejar residuos de jabón en ellas.
• Practica sexo seguro.
• Cuida la higiene durante la menstruación.
Recomendamos 100% el uso de la copa menstrual, así que, descárgala con frecuencia.
• Sigue una dieta saludable y evita automedicarte.
El consumo habitual de probióticos, como los que encuentras en los yogures naturales o los encurtidos, ayuda a mantener una flora vaginal sana.
• Consulta con el ginecólogo ante cualquier irregularidad.
Si conservas una higiene íntima adecuada pero sientes picor, quemazón, la zona está enrojecida o inflamada, te duele al orinar o cuando tienes relaciones sexuales o el flujo tiene un olor o color diferente al habitual, no dudes de ir al ginecólogo.
Estas molestias pueden deberse a una infección y es necesario tratarlas junto a él.
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