Un día lluvioso

Un día lluvioso

Hace un tiempo, tuve un novio que vivía lejos de mi casa.
Cada semana nos veíamos en un motel; teníamos sexo, comíamos algo, hablábamos y nos íbamos.

Una vez estaba lloviendo tipo tormenta.
A través de la ventana veíamos cómo llovía. Esperamos un rato, pero al ver que no cesaba la lluvia y que se hacía muy tarde, decidimos salir. En esa ocasión le pedí que me dejara en un punto intermedio, ya que él tenía que manejar. Estaba a unas cuadras de casa, y la lluvia era más fuerte. Le envié un WhatsApp a un amigo que vivía cerca de donde yo estaba. Él me recibió en su casa, yo estaba empapada y con mucho frío.

-Ariadna, estás muy mojada. Déjame traerte toallas y ropa seca. Te vas a enfermar.
Dijo mi amigo Jorge.

Mientras esperaba, me quité la chaqueta y me senté en una silla.
Jorge llegó con toallas y ropa de él.

-Cámbiate en donde quieras, sabes que vivo solo y no hay lío.

Me fui a su habitación y me quité toda la ropa. Me fui secando y extendí mi ropa mojada.
Me puse una bermuda suya y una camiseta de algodón.
Amarré mi cabello en la toalla y regresé a donde estaba él.
Él puso una película, y me acerqué a él porque aún tenía mucho frío y ahora miedo, porque era de terror.

Lo pillé viéndome las tetas. La playera era blanca y mi cabello había mojado algunas partes. Se notaban mis pezones paraditos por el clima.

Me cubrí y le dije:
- Disculpa, Jorge.

-No te afanes, discúlpame tú a mí.
Ariadna, pero es que supongo ya te han dicho que tienes unas tetas muy chimbas. Paraditas, grandes y de seguro debes tener unos pezones hermosos.
Yo me sonrojé mucho y me preguntó,

-¿Crees que pueda verlas un ratico?, ¡claro! si no te molesta. 

(La verdad cuando me dicen algo referente a mis tetas, me excita porque me encantan, sé que puedo sacar provecho de algunas situaciones gracias a ellas).
Yo le contesté -¡Claro! no hay ningún problema.

Me levanté la camisa y la puse a un lado.

Mis pezones estaban duros del frío que hacía, cuando observé a Jorge me di cuenta que se quedó tonto viéndolas y aproveché para decirle que si quería las podía tocar. Cuando terminé de decirlo, él se acerco a tocarlas, sus manos estaban tibias y se sentía rico como me las tocaba, acariciaba y amasaba.

Así que yo ya un poco excitada le dije que tuviera confianza y se acercó y empezó a lamer mis pezones (eso me encanta, hace que me empiece a mojar), siguió lamiendo y mordiendo mis pezones y sentí que empezaba a hacerme algunas marcas (que eso igual me encantaba y a mi novio nunca le agradó hacerme).

De pronto mi amigo se levantó y me dijo que no podía, que yo era su amiga, se levantó y se fue a su cuarto, yo me quedé de pie un momento y me dije "ya me calentó ahora me cumple".

Y me fui a seguirlo a su habitación.
Cuando entré se me quedó viendo, ya que me había quitado el short y solo tenia puesta la playera blanca que me dio ya que me quedaba larga.

-Siéntate. Pondré algo de música.

Cuando puso música la primera canción me gustaba y se podía bailar, me paré y me acerqué a él a bailarle y era con toda intención de provocarlo. 

Y de pronto me inclinó hacía su cama y no supe en qué momento se había sacado la verga, pero me la metió sin aviso, haciendo que soltara un gemido muy fuerte (aparte sabía que él vivía solo y que podía hacer el ruido que quisiera, más aparte llovía y teníamos la música fuerte), él seguía metiendo y sacando muy fuerte y yo sólo estaba inclinada contra su cama, apretando las sábanas y gimiendo como loca ya que me estaba cogiendo delicioso.

-Ariadna, levántate, quiero ponerte contra la pared y ver por el espejo cómo disfrutas que te lo haga.

Me levanté, me quité la camisa y él me empujó hacia la pared, me metió de nuevo su verga sin avisar y tiraba de mi cabello bastante fuerte pero yo seguía sintiendo una delicia y gritando muy fuerte, le pedía a gritos que me diera más fuerte y que me golpeara las nalgaa y él lo hacía.

-Ya que estás aquí, Ari y me estás cumpliendo mi fantasia de chupar esas tetotas que tienes y la de culiarte rico, quiero que salgamos al patio, te pongas en cuatro y me dejes cogerte como la perra que eres.

(Afuera seguía lloviendo, pero mi calentura era más fuerte, además hacerlo en un patio bajo la lluvia se escuchaba rico).

Lo tomé de la verga aún parada y lo llevé hacía afuera, puse una de las toallas en el piso, me puse en cuatro sobre ella y alcé las nalgas, sentía la lluvia fría caer en mi piel y de nuevo sentí como me metía su verga pero por mi culito, solté un gemido seguido de muchos gemidos fuertes y Jorge me decía al oído,

-Te dije que te cogería como a una perra.

Yo seguía gimiendo de placer en medio de un patio bajo la lluvia, siendo penetrada por el culo y con mis tetas saltando de tan duro que me la metía; y él igual ya empezaba a jadear y me decía -Ariii, te quiero llenar de leche, y me la metió por la vagina,

-Sí, por favor, Jorge. Lléname de leche calientita como a las perras, le grité.

Y de pronto sentí cómo me llenaba de leche, me la sacó y me quedé en su habitación, para que su semen se saliera de mí. Él, con su verga ya flácida, me la acerco a la boca para que la chupara y se la dejará limpia, me ayudó a levantarme y entramos a su habitación, abrió la regadera para bañarnos, (lo volvimos a hacer), salimos de bañarnos y él me trajo mi ropa que acababa de sacar de la secadora, me iba a empezar a vestir ya que la lluvia empezaba a quitarse, pero como estaba sentada en su cama, él se acercó, me abrió las piernas y empezó a meterme su lengua, yo sólo me dejaba, y disfrutaba las ricas lamidas que me daba, me hizo venir en pocos minutos, tan delicioso lo hizo que no pude evitar arañarle la espalda.

Cuando terminamos, nos besamos, agradecí la leche, la cogida, la ropa.
Me vestí y me llevó a mi casa.
Ya no pudimos volver a tener sexo.

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